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Las 5 «R» de la Reforma del Servicio Civil en el Perú

Por Alonso Tufino

En un viaje de tarde-noche la REFLEXIÓN es importante

Hoy en día hay un «vagón», el más grande y menos querido. Hablamos del Estado. Ese vagón que por años ha sido el más ineficiente y oxidado. Ese vagón en el que hoy vuelve a entrar la luz, al menos hasta que el paisaje sea otro, quizá el de «vacas flacas». Así es, viajamos en un tren  con operarios que turnan su conducción cada 4 y 5 años, sin establecer un rumbo que sea resultado de una comprensión y necesidad real, y sobre todo propia, un tren de incertidumbre con un singular vagón de 276, 728, CAS y qué otros números o letras más. Un vagón en donde 560 mil servidores públicos irán dejando de ser número y letra, para convertirse en el mejor de los casos en sinónimo de meritocracia y resultados.

¿Quiénes son?: Una foto a la REALIDAD de la gestión del talento humano en el Estado

Abogados, ingenieros, economistas, contadores, administradores, sociólogos, entre otros, trabajando como asistentes, especialistas, directores, asesores, y más, mucho más, con “grati”, sin “grati”, con “bono”, sin “bono”, con “descuento”, sin “descuento”, lo que sí, sin suficientes incentivos económicos y no económicos. Hoy en día el Perú cuenta con un heterogéneo cuerpo  de talento humano, muchos atrapados en la engorrosa dinámica burocrática, en el “es para ayer”, con salarios a veces excesivos y a veces no competitivos con sus pares del sector privado, en donde la evaluación es sinónimo de desconfianza, y en donde cada reforma es síntoma de incertidumbre. Ministerios, gobiernos regionales y gobiernos locales, motores del país, están en crisis, en un tren al que solo lo alumbrará, muy pronto, las estrellas.

Claves de la Ley del Servicio Civil: Una REVISIÓN a la reforma

Por concurso público y voluntario. Los “276”, de la Ley de Bases de la Carrera Administrativa y de Remuneraciones del Sector Público; los “728”, de la Ley del Fomento del Empleo; y los “CAS”, del Contrato Administrativo de Servicios podrán migrar progresivamente al nuevo y único régimen, promovido por la reforma del Servicio Civil en el Perú. Una reforma que no aplica a las carreras especiales del personal de las Fuerzas Armadas, Policía Nacional, Salud y Educación. Una ansiada reforma que garantiza la estabilidad laboral de los servidores públicos como consecuencia de la implantación de un sistema meritocrático, sepultando prácticas como “a dedo” y contribuyendo a disminuir la corrupción. La nueva y única Carrera Pública busca también revalorar la función pública, una función poco querida y a su vez poco conocida. Todo esto como medio para servir mejor al ciudadano y mejorar la calidad del servicio público: más carbón a la locomotora.

Sin comunicación estratégica no hay reforma: La REACCIÓN de la sociedad

Los promotores de este nuevo régimen argumentaban que con la puesta en marcha de la Ley se transformaría el caos y el desorden existente en cuanto a contrataciones, remuneraciones, deberes y derechos de los servidores públicos en nuestro país en más y mejores oportunidades para los mismos. Lo primero que se olvidaron fue comunicar muy bien, o al menos bien, este significativo viraje, de este nuevamente, nuestro vagón más grande. No solo basta con las buenas intenciones y numerosos sustentos técnicos, sino saber comunicar lo que se quiere hacer en el momento preciso a los personajes adecuados, aquellos que pueden minar cualquier buen intento político o técnico a lo largo y ancho de nuestro país. Recordemos así que la Ley del Servicio Civil, Ley N° 30057, publicada el jueves 4 de julio de 2013 en el Diario El Peruano por poco, y criollamente hablando, “no sale”. Muchos gremios, asociaciones y trabajadores del Estado están en contra, hasta ahora, de este nuevo régimen y a su vez poco convencidos de las mejoras en los ingresos e incentivos para su crecimiento personal y profesional en la administración pública.

Ahora bien, no solo basta con comunicar los beneficios de la Ley a los trabajadores, sino también al ciudadano, aquel que a largo plazo definirá si la reforma fue un éxito o un fracaso. Aprovechando el poder de las redes sociales, en Revista Focus nos propusimos conocer las expectativas de las personas con respecto a este tema a través de nuestra cuenta de twitter @FOCUS_Revista. A la pregunta  “¿mejorarán los servicios públicos luego de la implementación de la ley de Servicio Civil?” estas fueron algunas de las respuestas:

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¿Y después qué?: RETOS luego de la implementación de la Reforma del Servicio Civil

Alta demanda. Baja oferta. La puesta en marcha de esta nueva Carrera Pública marca el antes y el  después de los múltiples servicios que desarrolla el Estado hoy en día. Sin duda alguna, contribuirá a mejorar el desempeño institucional en costa, sierra y selva. Sin embargo, necesitamos más gente joven, con conocimientos y habilidades en temas desde contrataciones en el Estado hasta evaluación de políticas públicas. El Estado y las universidades deben comenzar a mirarse como grandes aliados de cara al mediano y largo plazo, pues tienen que promover la creación de espacios para el desarrollo y fortalecimiento de competencias orientadas al servicio público. Complementariamente,  el fortalecimiento de la Autoridad Nacional del Servicio Civil es un pasivo que se arrastra y no debe esperar. A oxigenar el vagón.

Como vemos, una reforma que trae más reformas. Así parece ser. La implementación de una nueva Carrera Pública supone ahora evaluar un nuevo para qué. No solo se trata de ponerle un piso y una nueva perspectiva al servicio público. Quizá el reto ahora es mayor: repensar hacia dónde llegaremos con esta reforma, junto con la vigente visión de desarrollo, ya que por más que fortalezcamos a nuestro talento humano es momento de reorientar nuestra visión de desarrollo. Más claro: capacidades sin visión es como un vagón en un falso carril.

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